Gregory Morin es CEO y propietario de Seachem Laboratories Inc. Greg es químico, empresario, escritor/blogger sobre diversos asuntos libertarios y miembro social del Instituto Mises. La siguiente entrevista es un extracto de The Austrian 1, no. 6 (2015)
THE AUSTRIAN: ¿Cómo descubrió el Instituto Mises?
GREG MORIN: Bastante por casualidad, en realidad. Cuando la burbuja estaba estallando en el otoño de 2008, estaba en un equipo de fútbol de una liga de aficionados veteranos y en el otro equipo estaba Erich Mattei, un antiguo graduado de la Universidad Mises y alumno de Walter Block. Hubo un intercambio de correos entre algunos de nosotros en el equipo acerca de las cosas tontas que estábamos haciendo para contener el colapso del mercado y después de acabar con las bromas Erich me sugirió que mirara en el Instituto Mises si quería aprender más acerca de lo que estaba pasando realmente. Eso hice. Y acabé comprando El misterio de la banca de Murray Rothbard y eso fue todo. Me convenció la claridad de su prosa y la lógica innegable de la ideas y pronto ordené un libro tras otro.
TA: ¿Por qué decidió que el Instituto Mises era algo que quería apoyar?
GM: Decidí apoyar al Instituto Mises después de acudir a algunos de sus eventos (eventos del Círculo Mises y la Conferencia de Investigación de Economía Austriaca) y me quedó claro que todos los implicados o asociados con el Instituto eran verdaderos intelectuales y profesionales. Sabía que no se desperdiciaría mi dinero. También aprecié enseguida la importancia de lo que estaba haciendo el Instituto: no solo actuar con un think tank o casa de liquidación de información, sino más bien como un catalizador para asegurar que esas ideas se trasladan concretamente a la próxima generación. Aunque “los hijos son nuestro futuro” sea ciertamente una idea manida, sigue siendo verdad. Cuanta más juventud entienda los fundamentos de la libertad, mayor será la probabilidad de que tengamos un futuro más libre. Esa misión, quizá más que cualquier otra, es la razón por la que apoyo al Instituto Mises.
TA: Como dueño de una empresa, ¿cuáles cree que, en su opinión son las ideas más valiosas que puede ofrecer la Escuela Austriaca?
GM: Para ser sincero, no estoy seguro. Lo digo no por subestimar la Escuela Austriaca sino más bien por el hecho de que nunca he tenido clases formales de economía. No estuve expuesto al tema en absoluto hasta que encontré el Instituto, así que no aprendí economía en la forma “apropiada” desde el principio y no estoy seguro de en qué habría sido distinto si hubiera aprendido de la otra manera. Un defecto tangible que ha habido en mi negocio es cómo ha moldeado nuestras decisiones de inversión en el merado en relación con mi conciencia de las distorsiones del mercado causadas por la intervención estatal. ¡Definitivamente no invierto en ningún tipo de bono público!
Asimismo, he desinvertido en buena parte fuera del mercado porque es evidente que se parece más a un casino público que a un mercado real. La manipulación del mercado estimula la volatilidad y eso hace muy difícil realizar inversiones racionales. Supongo que puedo decir, sin embargo, que la compra de oro y plata como cobertura ante la inflación es definitivamente una derivación de mi conocimiento de la economía austriaca. ¡También he llegado a darme cuenta de que, como empresarios, ninguno tenemos ni idea de lo que estamos haciendo! Hacemos la mejor suposición con la información que tenemos y esperamos lo mejor y si somos listos (y afortunados) nos ajustaremos rápidamente si podemos.
En último término es el mercado el que decide si sabemos lo que estamos haciendo o no. Creo que puedo resumirlo en que las ideas austriacas destilan la complejidad de lo que hacemos los hombres de negocios en una sentencia sencilla: satisfacer los deseos de otros. Es decir, eso es lo que todos tratamos de hacer. Aparte, diría que inesperadamente me ha dado un mejor conocimiento de cómo un empleado se relaciona con un empresario. Un empleado es como cualquier otro vendedor. Hacen negocios consigo mismos. Si quieren “ganar” en el mercado del empleo, deben hacer lo que haría cualquier vendedor, ofrecer un producto tan bueno que tus clientes no soñarían con ir a ningún otro lugar.
TA: Habiendo trabajado en su campo más de un ciclo económico, ¿Cómo ha impactado en su negocio y sus empleados el ciclo de auge-declive y cómo le ha ayudado su conocimiento de la economía austriaca a entender el proceso?
GM: Siempre he dirigido mi empresa muy conservadoramente, incluso antes de conocer la economía austriaca, así que tal vez estaba predispuesto hacia sus enseñanzas, ya que tienen mucho sentido para alguien que rechaza la idea de cantidades masivas de apalancamiento para estimular el crecimiento. Antes de conocer la Escuela Austriaca, cosas como el Impuesto de Ganancias Acumuladas eran para mí un misterio incomprensible. Ahora el motivo para este impuesto es demasiado evidente: cuantas más veces rote el efectivo en la economía, más oportunidades tiene el estado para llevarse su parte. Igualmente, obligar a las empresas a funcionar con un hilo de efectivo significa que tienen que tomar prestado simplemente para mantener las operaciones y tomar más prestado significa más inflación (debido a los préstamos de reserva fraccionaria), lo que significa más ingresos fiscales. Entiendo cómo este modo de operar deja a las empresas económicamente frágiles y a merced de los bancos. Yo rechazo jugar a eso. Mantenemos balances de efectivo “grandes” (los que considero razonables) y la estabilidad que hemos ganado al poseer nuestro efectivo (frente a pedirlo prestado) nos ha permitido capear estas tormentas. Durante la recesión de 2000 aprendí de la manera ma´s dura la verdad del dicho de que un banquero te dará un paraguas cuando luce el sol y te la quitará cuando llueva. Nunca más.
TA: ¿Le ha ayudado la economía austriaca a entender mejor cómo ha impactado en usted y sus negocios la respuesta del gobierno (es decir, estímulo, impuestos, regulación) a los declives económicos?
GM: Ya tenía una sensación intuitiva acerca de que estas cosas eran malas para los negocios (bueno, ¡todos saben que los impuestos son malos!). Pero sí, la economía austriaca sí me ayudó a enfocar mi mente sobre los disruptiva que puede ser la interferencia estatal cuando se dirige un negocio. El dolor de estas cosas siempre ha estado ahí, la economía austriaca simplemente ayudó a enfocarlas mejor. Por desgracia no hay mucho que pueda hacer con ese conocimiento en cualquier caso. El estado hará lo que hará y como propietarios de empresas somos impotentes para detenerlo. Tenemos grandes inversiones de capital y estamos relativamente inmóviles. También estamos “enchufados” al sistema bancario. No podemos sencillamente elegir seguir nuestro propio camino o hacer burla al estado. Estamos bajo amenaza constante de represalias financieras si no cumplimos con las normas. Incluso si la reubicación fuera una opción viable (no nos vale debido a la enorme inversión de capital necesaria para realizar esa transición), realmente no hay ningún lugar en este planeta notablemente mejor. Así que, como mencioné en la segunda pregunta, todo lo que podemos hacer es esperar a que la próxima generación esté influida por el Instituto Mises y que la inversión que hacemos ahora apoyando al Instituto pueda rendir dividendos de libertad en el futuro.
Publicado originalmente el 31 de diciembre de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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