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viernes, 8 de enero de 2016

Ecuador: Cómo salir de una crisis sin devaluar

Ecuador: Cómo salir de una crisis sin devaluar

 
Gabriela Calderón de Burgos es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
La economía ecuatoriana sufre de un problema fiscal que todavía no ha sido abordado por el gobierno. Este continúa quejándose frecuentemente de no tener una moneda devaluable y lleva un año enfrentando la desaceleración económica con medidas que apuntan principalmente a mantener el modelo estatista a cualquier costo. Pero no tenemos por qué seguir así, si el gobierno encuentra la humildad para descartar el modelo y la voluntad política para realizar las reformas necesarias.


Un ejemplo a seguir en esto son los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania —economías pequeñas, relativamente abiertas y atadas al euro cuando la crisis las azotó en 2008. Ninguna de ellas se desligó del euro, ni restringió el comercio, sino que más bien se concentraron en rápidamente poner al fisco en línea: tres cuartas partes por el lado de reducción en el gasto público y lo restante mediante aumentos de impuestos. Salieron de una crisis profunda sin devaluar, realizando un ajuste interno.


El economista Anders Åslund indica que en 2007 Letonia llegó a registrar un déficit de cuenta corriente (que incluye la balanza comercial) de ¡23% del PIB! Aún así, Åslund explica que implementaron una “devaluación interna” o deflación de precios internos: redujeron los salarios y el gasto público. Los países bálticos redujeron el gasto público como porcentaje del PIB entre 8 y 10% solamente en el año 2009.1


Y estos si que fueron “recortes salvajes” del gasto. Por ejemplo, el gobierno de Letonia cerró la mitad de los organismos del Estado, despidió a 30% de los empleados públicos y a los que permanecieron en el sector público se les redujo el sueldo en un 25%. El gobierno de Lituania redujo los salarios de empleados públicos en un 20%.2


No hubo inestabilidad política, como muchos advirtieron. De hecho, varios de estos gobiernos fueron reelectos. Estonia, Letonia y Lituania fueron las estrellas de crecimiento económico y experimentaran la mayor caída en la tasa de desempleo en la Unión Europea entre 2010 y 2013.


No podemos negar que el ajuste fue muy duro. En 2008-2010 Letonia, por ejemplo experimentó una contracción acumulada de su PIB de 24%. No obstante, gracias a que puso el fisco en línea, logró restaurar las finanzas públicas en tan solo dos años y la economía retornó al crecimiento económico sólido tres años después, registrando una tasa promedio de crecimiento de 4,3% entre 2011 y 2014.


Grecia optó por negarse a lidiar con un sector público demasiado obeso. Fue así que experimentó la misma contracción de su PIB que Letonia, solo que a lo largo de un periodo de seis años (2009-2014). En 2013 el PIB de Letonia en precios constantes estuvo 4% por debajo de aquel en 2008, el de Grecia en cambio estaba 23% debajo de su nivel en 2008.


El daño causado por el modelo de la Revolución Ciudadana ya está hecho. La pregunta es cómo minimizar el dolor. Si el gobierno se niega a apretarse el cinturón porque supuestamente así sufriría toda la economía, lo que realmente está haciendo es endosarle todo el ajuste al sector productivo, que tendrá que despedir a más empleados, reducir sus inversiones y su producción. Preferible que asuma la mayor parte del ajuste el sector público, que hace ratos superó el umbral de lo legítimo y necesario para una administración pública eficiente.


Este artículo fue publicado originalmente en El Universo (Ecuador) el 18 de diciembre de 2015.
Referencias:


1. Aslund, Anders. The Last Shall be the First. Peterson Institute for Economic Affairs. 2010.
Ibid., Aslund.

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