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domingo, 24 de enero de 2016

Economía bernankiana

 

Ha sido interesante leer las reacciones al reciente discurso (Deflation: Making Sure “It” Doesn’t Happen Here) dado por el gobernador de la Fed, Ben S. Bernanke, ante el Club Nacional de Economistas en Washington DC, el 21 de noviembre de 2002.
La mayoría de los comentaristas se han centrado, merecidamente el la aproximación alarmantemente optimista de Bernanke a la inflación monetaria como herramienta para combatir males y alcanzar todo tipo de bienes económicos (discernidos, por supuesto, por los “políticos”). Bernanke decía:
El gobierno de EEUU tiene una tecnología llamada imprenta (u, hoy, su equivalente electrónico), que le permite producir tantos dólares como desee esencialmente sin costes. Al aumentar el número de dólares en circulación, o incluso amenazar de forma creíble con hacerlo, el gobierno de EEUU puede también reducir el valor del dólar en términos de bienes y servicios, lo que equivale a aumentar los precios en dólares de dichos bienes y servicios. Concluimos que, bajo un sistema de papel moneda, un gobierno determinado puede siempre generar más gasto y por tanto inflación positiva.
Sin embargo, una respuesta apropiada a esto podría ser: ¿Qué tiene esto de nuevo? Quien siga los datos de la Base Monetaria sabe que Bernanke está sencillamente repitiendo un hecho de la vida con moneda fiduciaria. Revisando los datos, podemos ver que la Base Monetaria casi se ha triplicado desde agosto de 1987, cuando se inicio el mandato de Alan Greenspan como presidente.
Los comentarios más reveladores en el discurso de Bernanke podrían ser sus frecuentes pero sutiles referencias a la Fed como si fuera solo otra rama del gobierno federal. Esto va en contra del argumento histórico más común a favor de los bancos centrales: que son guardianes públicos que actúan con virtud y altruismo y por tanto deben permanecer independientes (y por encima) de la maldad de gobierno y política.
Murray Rothbard empieza El alegato contra la Fed rebatiendo una defensa típica del Banco de la Reserva Federal contra cualquier intento de desvelar ni lo más mínimo de sus operaciones secretas: “La respuesta habitual de la Fed y sus defensores es que cualquiera de esas medidas, aunque sea marginal, obstaculizaría la ‘independencia de la política’ de la Fed, que se invoca como una especie de evidencia absoluta. El sistema monetario es enormemente importante, se afirma, y por tanto la Fed debe disfrutar de una independencia absoluta” (p. 5).
Continúa: “Es instructivo examinar quiénes puedan ser los defensores de este supuesto principio y las tácticas que están usando. Supuestamente una institución política de la que la Fed querría ser especialmente independiente sería el Tesoro de EEUU. Y aun así, Frank Newman, el subsecretario del Tesoro para las Finanzas Nacionales del presidente Clinton, al rechazar [una reforma propuesta por el congresista Henry Gonzalez], declara: ‘La Fed es independiente y ese es una de sus conceptos subyacentes’” (p. 6).
Rothbard incluso añade este edicto del propio “político” definitivo: “En el subsiguiente testimonio ante el Congreso, el presidente Alan Greenspan desarrollaba este punto. Los políticos, y supuestamente el público, se ven tentados eternamente para expandir la oferta monetaria y agravar así la inflación (de precios). (…) La falta de control de la Fed, añadía Greenspan, es un pequeño precio a pagar para evitar ‘poner la dirección de la política monetaria bajo la influencia cercana de políticos sujetos a las presiones de los ciclos electorales de corto plazo’ (New York Times, 14 de octubre de 1993)” (pp. 7-8).
Después de leer varias reseñas del discurso de Bernanke, todas las cuales citaban directamente del texto, yo tenía esta sensación de que algo parecía fuera de contexto. Conseguí el texto completo del discurso y realicé una búsqueda de palabras para el uso de “gobierno” en el discurso. Los nueve primeros resultados revelaron las siguientes declaraciones (todas las cursivas son añadidas):
Confío en que la Fed adopte todas las medidas necesarias para impedir una deflación significativa en Estados Unidos y además que el banco central de EEUU, en cooperacióncon otras partes del gobierno necesarias tenga instrumentos políticos suficientes para asegurar que cualquier inflación que pueda produciré sea al tiempo suave y breve.
Como explicaré, un banco central, ya sea solo o en cooperación con otras partes del gobierno, mantiene un poder considerable para expandir la demanda agregada y la actividad económica, incluso cuando su política de tipos esté habitualmente en cero.
En el resto de mi discurso, explicaré primero medidas para prevenir la deflación: la opción preferida si es viable. Luego me ocuparé de las medidas que la Fed y otras autoridades del gobierno pueden llevar a cabo si fracasan los intentos preventivos y parece que la deflación esté ganando terreno en la economía.
Además, las respuestas concretas que la Fed tomaría dependerían supuestamente de una serie de factores, incluyendo su evaluación de todo el rango de riesgos para la economía y cualquier política complementaria que puedan asumir otras partes del gobierno de EEUU.
De hecho, bajo un sistema de dinero fiduciario (es decir, en papel), un gobierno (en la práctica, el banco central en cooperación con otras instituciones) debería siempre ser capaz de generar un mayor gasto nominal e inflación, incluso cuando el tipo nominal de interés a corto plazo sea cero. (Mi comentario: ¡Buf! Este es realmente instructivo).
Pero el gobierno de EEUU tiene una tecnología llamada imprenta (u, hoy, su equivalente electrónico), que le permite producir tantos dólares como desee esencialmente sin costes.
Al aumentar el número de dólares en circulación, o incluso amenazar de forma creíble con hacerlo, el gobierno de EEUU puede también reducir el valor del dólar en términos de bienes y servicios, lo que equivale a aumentar los precios en dólares de dichos bienes y servicios.
Concluimos que, bajo un sistema de papel moneda, un gobierno determinado puede siempre generar más gasto y por tanto inflación positiva.
Por supuesto, el gobierno de EEUU no va a imprimir moneda y distribuirla se quiera o no (aunque, como veremos después. hay políticas prácticas que se aproximan a este comportamiento).
Advirtamos lo que está implícito cuando la Fed se agrupa con “otras partes del gobierno de EEUU”. Una institución verdaderamente independiente no podría mencionarse de esta manera. No me referiría a mis propias acciones de acuerdo con “otros” miembros de la familia vecina. Simplemente me referiría a esas acciones con “miembros” de esa familia. Sin embargo, indudablemente me referiría a mis propias acciones de acuerdo con “otros” miembros de mi propia familia. El uso del lenguaje es aquí sutil pero significativo y revela mucho acerca de la actitud del autor.
Bernanke retrata una relación casi familiar entre la Fed y el gobierno de EEUU tan a menudo que podría deducirse que es deliberada y decidida. De hecho, en ningún punto del discurso señala ninguna distinción importante entre la Fed y el gobierno de EEUU.
Merece la pena repetir una frase sencillamente por su significado inequívoco: “De hecho, bajo un sistema de dinero fiduciario (es decir, en papel), un gobierno (en la práctica, el banco central en cooperación con otras instituciones) debería siempre ser capaz de generar un mayor gasto nominal e inflación, incluso cuando el tipo nominal de interés a corto plazo sea cero”.
Advirtamos que considera que un gobierno es, en la práctica, el banco central. ¡Al menos no comete el error de deducir que el banco central es, en la práctica, el gobierno! Eso habría toca un nervio o dos.
Un tema constante entre los comentaristas del discurso de Bernanke es la creencia en que este posiblemente sea uno de sus discursos más importantes sobre la Reserva Federal y la política monetaria de los últimos quince años. Se cree que el propósito era dejar de ser ambiguo con respecto a las opiniones de la Fed sobre la deflación. Si es así, podría ser interesante considerar por qué los redactores del discurso parecen haber eliminado todo fingimiento con respecto a la muy alabada independencia de la Fed con respecto al gobierno y la política.
Por cierto, para quienes tengan curiosidad, después de las nueve primeras referencias, todas las cuales conectaban a la Fed con el gobierno, la búsqueda de palabras mostraba sobre todo referencias a valores públicos, como bonos públicos de EEUU y deuda pública extranjera. Sin embargo, una de las últimas referencias es esta perla, encontrada en las notas a pie de página del discurso:
Sin embargo Keynes propuso una vez, medio en broma, como medida antideflacionista, que el gobierno llenara botellas con dinero y las enterrara en minas para ser extraídas por la gente.
Sé lo que estáis pensando: “¡Ese Keynes! ¡Qué gran ‘político’!”

Publicado originalmente el 3 de diciembre de 2002. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.


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