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viernes, 30 de septiembre de 2016

Todos los bancos tienen su 'banco malo' (o varios)

  • Las entidades nos van a costar a todos mucho más que los astilleros
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Dos son los motivos por los que hace tiempo recomendé sobreponderar las bolsas norteamericanas frente a las europeas. Por un lado, la política. Qué duda cabe que Trump es un riesgo político, pero, de momento, tiene más probabilidades de ganar Hillary. Además, con todos sus defectos, Trump no es un antisistema que quiera deshacer la Unión ni acabar con el dólar, mientras que en Europa cada día tienen mas peso partidos populistas contrarios al euro y a la propia Unión Europea.
El otro problema es la banca. Hoy se habla de un banco alemán, pero hace nada se hablaba de la banca italiana y antes de la española.
Hace tiempo dije que el problema de la banca era similar al que suponían los astilleros hace una década: había demasiados, no eran competitivos y la presión política impedía cerrar los más ineficientes. Los políticos hicieron lo que hacen siempre: poner dinero sobre dinero hasta que se prejubiló el último trabajador. Obviamente me tacharon de exagerado por esta comparación, pero, visto lo visto, creo que no exageraba en absoluto.

El sector bancario europeo está pensado para una economía que crece al 3%. El problema es que ahora crece al 1. Y gracias. Y ese crecimiento va a seguir siendo débil en el futuro. Problema número uno.
El segundo problema está en la llegada de la revolución digital al sector. Y no me refiero sólo a la amenaza a largo plazo que suponen las empresas fintech, sino también a cosas mucho mas prosaicas. Por ejemplo: ¿cómo resuelves el lío que supone que una parte de tus clientes no utilicen ya las oficinas, pero tengas que mantener abierta una en cada barrio y cada pueblo para poder seguir dando servicio a los clientes de más edad? Que no son pocos y suelen ser buenos, pero no cubren los costes de una oficina. Y lo caro que sería cerrarlas.
Los bancos también cargan con estructuras muy pesadas en el backoffice, pensadas para una época en la que el negocio generaba ingresos de sobra para cubrir las ineficiencias en la gestión. Por no hablar de la mochila inmobiliaria o la de los créditos impagados, que seguirán impagados mientras la economía crezca de forma raquítica. Que no se hable de ellos no significa que hayan dejado de ser un problema.
Irónicamente, los dos principales problemas europeos (banca y política ) se dan la mano. Los políticos mantienen estructuras bancarias obsoletas y sobredimensionadas porque tienen un miedo atroz a la restructuración bancaria, incluso aunque sea light y controlada. El resultado de esta política es que neutraliza el mecanismo económico que ajusta de forma automática la oferta a la demanda. Por si esto fuera poco, lo de ?éramos pocos y parió la abuela? es de aplicación en este caso, porque la inminente llegada al sector de los grandes depredadores digitales aumentará exponencialmente la competencia. Y ese va a ser un serio problema.
¿Cuándo podremos invertir en bancos europeos?¿Cuándo dejarán de ser un lastre para las bolsas y la economía? Para empezar, cuando haya menos. Para seguir cuando se empiecen a liberar de sus mochilas. Además, los bancos en los que a mí me gustaría invertir serían más pequeños y especializados, totalmente adaptados a la banca digital que dominará el sector en el futuro. Y antes de invertir me gustaría conocer los planes que tienen para el sector financiero los gigantes digitales. Podría interesar más comprar acciones de los propios gigantes digitales (o de las filiales que creen para irrumpir en el sector) que las de los bancos actuales.
Se equivocan los políticos con su visión cortoplacista y protectora. Es la misma que hizo que los taxistas se despreocuparan ante la llegada de Uber o Cabify, con terribles consecuencias. Si el sector del taxi si hubiera tomado en serio la amenaza se habría adelantado a mejorar su servicio, cerrando por la vía de la calidad, la comodidad y la oferta la entrada de competidores, y no confiarlo todo a la protección de papá Estado. Lo terrible es que era sólo cuestión de servicio, porque quien conozca estas empresas sabrá que no hay gran diferencia en el precio.
Con los bancos podría llegar a ocurrir algo parecido. Como se ven protegidos por la legislación no se toman en serio la amenaza. Cuando lleguen los Uber y los Cabify del sector financiero arropados por nombres como Apple, Google o Amazón, será tarde. Por eso digo que los bancos nos van a costar mucho más que los astilleros y durante mucho más tiempo.

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