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domingo, 25 de septiembre de 2016

En Estados Unidos, el ciclo ha entrado en la última fase

Yves Longchamp

La decreciente velocidad a la que está bajando la tasa de desempleo concuerda con nuestro escenario de que el ciclo económico en Estados Unidos se ha adentrado en una última fase que definimos como un periodo de ralentización del cre­cimiento yrepunte de la inflación. Ilustremos esto con algunos datos: el crecimiento del PIB experimentó una desaceleración desde el 3,6% en el segundo trimestre de 2015 hasta situarse en el 1,1% registrado en el segundo trimestre de 2016, y la creación de puestos de trabajo medida por las cifras correspondientes a las nóminas no agrícolas, se vio atenuada desde una media de 250.000 nuevos empleos al mes durante el segundo trimestre de 2015 a 150.000 durante el segundo trimestre de 2016.
Al echar un vistazo similar a la evolución de los precios durante estos dos trimestres se obtiene un fiel reflejo de la situación. La inflación subyacente tendió ligeramente al alza hasta situarse en el 1,6% en comparación con el 1,4% regis­trado un año antes, y el salario por hora se aceleró un 2,6% en comparación con el 2% del año anterior. Aunque la desaceleración del crecimiento y el repunte de la inflación podrían parecer contrarios a la intuición, estos ele­mentos están en consonancia con la teoría económica. En las postrimerías de un ciclo, el desempleo se halla en cotas bajas, y se torna más complicado para las empresas contratar nuevos trabajadores sin incrementar los salarios. Como consecuencia de ello, la base de costes aumenta y la inflación sigue sus pasos. En EEUU, la inflación subyacente debería repuntar de forma paulatina en los trimestres venideros, y la inflación general debería experimentar un aumento más raudo a medida que el efecto de base negativo derivado de la fortaleza del dólar y la fragilidad de los precios del petróleo se vaya disipando.
En las postrimerías de un ciclo, el desempleo se halla en cotas bajas, y se torna más complicado para las empresas contratar nuevos trabajadores sin incrementar los salarios.
En lo tocante al crecimiento, el consumo sigue siendo el princi­pal catalizador del ciclo estadounidense. En el último trimestre, el crecimiento procedió en exclusiva del consumo, mientras que el componente distinto del consumo experimentó una contracción, lo que constituye una situación más bien inusual. Los indicadores de consumo más recientes sugieren que este componente clave se mantiene sólido. La confianza de los consumidores se halla en niveles elevados, y las cifras corres­pondientes a las ventas minoristas han seguido evolucionando al alza. Asimismo, las estadísticas mensuales en materia de gastos de los hogares, empleadas para estimar el PIB, han mostrado robustez, lo que sugiere que el crecimiento del PIB correspondiente al tercer trimestre debería cobrar impulso. De acuerdo con nuestro modelo econométrico, vaticinamos que el PIB se anotará un avance del 3,6%. Ahora bien, el in­dicador de Ethenea relativo al poder adquisitivo ajustado a la disposición de gasto, que refleja diversas dimensiones de la función del consumo como los salarios, la confianza de los consumidores, la dinámica del mercado laboral y el crédito al consumo, sugiere cierta moderación, si bien apunta a un ritmo firme en la trayectoria del consumo.
La inversión en equipos es la pieza que falta en este ciclo. Nunca se recuperó del todo, ya que la actividad manufacturera se mantuvo en cotas discretas en los compases posteriores a la crisis financiera mundial, y el abaratamiento del oro negro frenó el ciclo de inversión de capital en el segmento del petró­leo de pìzarra. Los índices manufactureros más recientes que apuntaban a que un miniciclo empezaba a enseñar los dientes en Estados Unidos no se ha materializado por desgracia en los actuales datos contrastados. La producción manufacturera en el ámbito industrial de Estados Unidos y el comercio mundial se han relevado átonos, así como la recuperación del índice ISM manufacturero tocó a un drástico fin en agosto. Los datos de los pedidos de bienes duraderos, sin tener en cuenta los componentes más volátiles, siguieron contra­yéndose, lo que denota que no se baraja todavía una recuperación en la inversión. El inicio de un nuevo ciclo de inversión se acogería de muy buen grado, pues vendría a sugerir que el retorno de la confianza en el futuro.
Así, el ciclo económico en Estados Unidos se ha adentrado en una última fase en la que el crecimiento se desacelera de forma gradual y la inflación cobra algo de impulso, aun cuando el consumo, pilar de la recuperación económica en el país nor­teamericano, debería demostrar una gran fortaleza en el tercer trimestre. La inversión ha sido débil y no se ha materializado miniciclo alguno en la actividad manufacturera.

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