Según el pensamiento popular, no todo aumento en la oferta de dinero tendrá un efecto sobre la actividad económica. Por ejemplo, si un aumento en la oferta se ve igualado por un aumento correspondiente en la demanda de dinero, se nos dice, no habrá ningún efecto sobre la economía. El aumento en la oferta de dinero se neutraliza, por decirlo así, con un aumento en la demanda de dinero o la voluntad de guardar una cantidad de dinero mayor que antes.
¿Qué queremos decir con demanda de dinero? ¿Y cómo difiere esta demanda de la demanda de bienes y servicios?
Ahora bien, la demanda de un bien no es una demanda de un bien concreto como tal, sino una demanda de los servicios que ofrece el bien. Por ejemplo, la demanda de comida de las personas se debe al hecho de que la comida proporciona los elementos necesarios que sostienen la vida y el bienestar de una persona. Demanda significa aquí que la gente quiere consumir la comida para conseguir los elementos necesarios que sostienen la vida y el bienestar.
Asimismo, la demanda de dinero deriva de los servicios que proporciona el dinero. Sin embargo, en lugar de consumir dinero, la gente demanda dinero para intercambiarlo por bienes y servicios. Con la ayuda del dinero, varios bienes se convierten en más comercializables: se puede conseguir más bienes que en la economía de trueque. Lo que permite esto es el hecho de que el dinero es el producto más comercializable.
Por qué demanda dinero la gente
Pongamos como ejemplo un panadero, John, que produce diez barras de pan al día y consume dos barras. Las ocho barras las intercambia por diversos bienes como frutas y verduras. Observemos que la capacidad de John de conseguir frutas y verduras se debe al hecho de que ha producido lo medios para pagarlas, que son ocho barras de pan. El panadero paga las frutas y verduras con el pan que ha producido. Fijaos también en que el objetivo de su producción de pan, aparte de guardar algo para sí mismo, es adquirir otros bienes de consumo.
Ahora bien, un aumento en la producción de pan de John, digamos de diez barras a veinte diarias, le permite adquirir una mayor cantidad y una mayor variedad de bienes que antes. Como consecuencia, del aumento en la producción de pan, el poder adquisitivo de John ha aumentado. Sin embargo este aumento en el poder adquisitivo no se traduce necesariamente en conseguir una mayor cantidad de bienes y servicios en la economía de trueque.
En el mundo del trueque, John puede tener dificultades para conseguir por medio del pan los diversos bienes que quiere. Puede ocurrir que quien cultiva las verduras no quiera intercambiarlas por pan. Para superar este problema, John tendría que intercambiar su pan antes por otro producto, que tenga una aceptación mucho más amplia que el pan. John va a intercambian entonces su pan por el producto aceptable y luego lo usará para intercambiarlo por los bienes que realmente quiere.
Vemos que al intercambiar su pan por un producto más aceptable, John está en realidad aumentado su demanda de este producto. Vemos también que la demanda de John del producto aceptable no es para quedarse con él, sino para intercambiarlo por los bienes que quiere. Repetimos que la razón por la que demanda el producto aceptable es porque sabe que con la ayuda de este producto puede convertir más fácilmente el pan que produjo en los bienes que desea.
Digamos ahora que ha tenido lugar un aumento en la producción del producto aceptable. Como resultado de una mayor cantidad del producto aceptable en relación con las cantidades de otros bienes, ha caído el precio unitario del producto aceptable en términos de bienes. Sin embargo todo esto no tiene nada que ver con la producción de bienes. El aumento en la oferta de un producto aceptable no va a afectar a la producción de bienes y servicios. Evidentemente, si el poder adquisitivo del producto continuara disminuyendo, entonces es probable que la gente lo reemplace con algún otro producto más estable.
Históricamente, en muchas sociedades, a través de un proceso de selección, la gente ha establecido el oro como el producto más aceptado en los intercambios. El oro se ha convertido en dinero.
Dinero real frente a dinero “creado de la nada”
Supongamos ahora que la demanda de dinero de alguna persona ha aumentado. Una forma de ajustar esta demanda es que los bancos encuentren prestadores voluntarios de dinero. Con la ayuda de la mediación de los bancos, los prestadores voluntarios pueden transferir su dinero en oro a los prestatarios. Evidentemente, esa transacción no es dañina para nadie.
Otra forma de ajustar la demanda, en lugar de encontrar prestadores voluntarios, es que el banco puede crear dinero ficticio (dinero no respaldado por oro) y prestarlo.
Advirtamos que el aumento en la oferta de dinero recién creado se concede a algunas personas. Siempre deba haber un primer receptor del dinero recién creado por los bancos.
En dinero que se creó “de la nada”, va a emplearse en un intercambio por bienes y servicios (es decir, pone en marcha un intercambio de nada por algo). El intercambio de nada por algo equivale al desvío de la riqueza real de actividades generadoras de riqueza a actividades no generadoras de riqueza, lo que se disfraza de prosperidad económica.
En el proceso los genuinos generadores de riqueza quedan con menos recursos a su disposición, lo que a su vez debilita la capacidad de los generadores de riqueza para hacer crecer la economía.
¿Nos salvará una mayor “demanda de dinero”?
¿Podría un aumento correspondiente en la demanda de dinero impedir el daño que inflige ese dinero “creado de la nada” sobre los generadores de riqueza?
Supongamos que debido a un aumento en la producción de bienes, la demanda de dinero aumenta en la misma medida que la oferta de dinero “creado de la nada”. Recordemos que la gente demanda dinero para intercambiarlo por bienes. Por tanto, en algún momento, los tenedores de dinero “creado de la nada” intercambiarán su dinero por bienes. Una vez ocurre esto, se produce un intercambio de nada por algo, lo que afecta a los generadores de riqueza.
Podemos así concluir que independientemente de si la demanda total de dinero está aumentando o disminuyendo, lo que importa aquí es si las personas emplean dinero en sus transacciones. Como hemos visto, una vez se introduce el dinero “creado de la nada” dentro del proceso de intercambio, esto debilita a los generadores de riqueza y esto a su vez afecta al crecimiento económico potencial. Así que está claro que la expansión del dinero “creado de la nada” es siempre una mala noticia para la economía. Por tanto, la opinión de que es inocuo tener un aumento en el dinero “creado de la nada” (si está completamente “respaldado por demanda”) no tiene sentido.
Por el contrario, un aumento en a oferta de dinero oro no va a crear un intercambio de nada por algo. Asimismo, un aumento en la oferta de dinero material no crea ciclos de auge-declive.
Podemos además inferir que es solo el aumento en el dinero “creado de la nada” el responsable de la amenaza del ciclo de auge-declive. Este aumento crea el ciclo de auge-declive independientemente de la llamada demanda general de dinero.
¿Causa el oro ciclos de auge-declive?
Sin embargo, según la mayoría de los economistas, en una economía con un patrón oro, un aumento en la oferta de oro genera distorsiones similares de las del dinero “creado de la nada”.
No es así.
Empecemos con una economía de trueque. John el minero produce diez onzas de oro. La razón por la que extrae oro es que cree que hay un mercado para este. Como la gente lo demanda, sabemos que el oro contribuye al bienestar de las personas. John intercambia sus diez onzas de oro por diversos bienes, como patatas y tomates.
Ahora la gente ha descubierto que el oro, aparte de ser útil para fabricar joyería, también lo es para algunas otras aplicaciones. Ahora asignan un mucho mayor valor de intercambio al oro que antes. Como consecuencia, John el minero podría intercambiar sus diez onzas de oro por más patatas y tomates.
¿Deberíamos condenar esto como una mala noticia porque John ahora desvía más recursos hacia sí mismo?
No, porque esto es precisamente lo que ocurre constantemente en el mercado. Con el paso del tiempo, la gente asigna mayor importancia a algunos bienes y disminuye la importancia de algunos otros. Algunos bienes ahora se consideran más importantes que otros a la hora de apoyar la vida y bienestar de las personas. Ahora la gente ha descubierto que el oro es útil para otro uso como servir de medio de intercambio. Consecuentemente, aumenta más el precio del oro en términos de tomates y patatas. El oro se demanda ahora principalmente como medio de intercambio; la demanda de otros servicios del oro, como ornamentos, es ahora mucho menor que antes.
Veamos qué pasaría si John aumentara la producción de oro. El beneficio que ahora proporciona el oro a la gente es de proporcionar servicios como medio de intercambio. En este sentido, es parte de las existencias de riqueza real y promueve la vida y el bienestar de las personas. Uno de los atributos para elegir el oro como medio de intercambio es que es relativamente escaso.
Esto significa que un productor de un bien que haya intercambiado este bien por oro espera que el poder adquisitivo de su intento se conserve con el tiempo guardando oro. Si por alguna razón hay un gran aumento en la producción de oro y esta tendencia fuera a mantenerse, el valor de intercambio del oro estaría sometido a un declive persistente frente a otros bienes, en igualdad de condiciones. Dentro de esas condiciones, es probable que la gente abandone el oro como medio de intercambio y busque otros productos que desempeñen este papel.
Al empezar a aumentar la oferta de oro, disminuye su papel como medio de intercambio, mientras que su demanda para otros usos es probable que se mantenga o aumente. Así que, en este sentido, el aumento en la producción del oro no es un desperdicio y se añade a las existencias de riqueza real. Cuando John el minero intercambia oro por bienes realiza un intercambio de algo por algo. Está intercambiando riqueza por riqueza.
Comparemos esto con la impresión de recibos de oro (es decir, recibos que no están respaldados al 100% por oro). Esto es un acto de fraude, que es lo que es la inflación, establece una plataforma para el consumo sin hacer ninguna contribución a las existencias de riqueza real. Los certificados vacíos ponen en marcha un intercambio de nada por algo, lo que a su vez lleva a ciclos de auge-declive. La impresión de certificados no respaldados por oro desvía el ahorro real de las actividades generadoras de riqueza a los tenedores de certificados no respaldados. Esto lleva al llamado auge económico.
El desvío del ahorro real se realiza por medio de certificados no respaldados (es decir, dinero no respaldado). Una vez se ralentiza la impresión de dinero no respaldado o se detiene completamente, esto detiene el flujo del ahorro real a diversas actividades que aparecieron a la espalda del dinero no respaldado. Como consecuencia, estas actividades se vienen abajo: se produce un declive económico.
En el caso del aumento en la oferta de oro, no se comete ningún fraude. El proveedor de oro simplemente ha aumentado la producción de un producto útil. Así que, en este sentido, no tenemos un intercambio de nada por algo. Consecuentemente, tampoco tenemos una aparición de actividades de burbuja. De nuevo el productor de riqueza, debido al hecho de que ha producido algo útil, puede intercambiarlo por otros bienes. No requiere dinero vacío para desviar riqueza hacia sí. Advirtamos que un factor importante para la aparición de un auge son las inyecciones en la economía de dinero “creado de la nada”. La desaparición del dinero “creado de la nada” es la causa principal de un declive económico. La inyección de dinero “creado de la nada” genera actividades de burbuja, mientras que la desaparición de dinero “creado de la nada” destruye estas actividades de burbuja.
En el patrón oro (un verdadero patrón oro, sin manipulación del banco central) esto no puede tener lugar. Consecuentemente, en el patrón oro, el dinero no puede desaparecer, ya que el oro no puede desaparecer. Podemos concluir por tanto que el patrón oro, si no se abusa de él, no lleva a ciclos de auge-declive.
Publicado originalmente el 10 de diciembre de 2015. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
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