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lunes, 18 de enero de 2016

EEUU, en la encrucijada: ¿Está al borde de la recesión?


EEUU es el último bastión de esperanza de los defensores de la expansión monetaria como solución a la crisis. No puede ser menos, tras crear más de la mitad de la masa monetaria de su historia

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

“The US economy is weaker than expected but not likely headed for recession” Mohamed El-Erian

Según diferentes encuestas, la probabilidad de una recesión en EEUU es actualmente la siguiente:

Mercado de deuda: 43% (atendiendo a los CDS y aumento de tasa de impagos).

Agencias de Rating: 14%.

Reserva Federal: 10%.

Consenso de economistas: 7% (según Bloomberg).

Esta discrepancia es importante por una razón. EEUU es el último bastión de esperanza de los defensores de la expansión monetaria como solución a la crisis. No puede ser menos, tras crear más de la mitad de la masa monetaria de su historia en ocho años y llevar nueve años de tipos bajos, EEUU, una economía muy orientada al consumo y poco expuesta a vaivenes internacionales por su relativamente bajo nivel de exportaciones fuera de Norteamérica (consumo es casi el 69% y exportaciones son menos del 15% del PIB), debería estar creciendo como nunca. Sin embargo, las estimaciones más optimistas pintan un crecimiento de menos de la mitad del potencial y una debilidad supuestamente inusual para la robusta recuperación vendida desde la Casa Blanca.
Un estímulo de casi 20 billones de dólares desde 2008 (6 billones de dólares de déficits federal, 9 de estados y local, y 4,7 de estímulo monetario) para crecer un 2%, la mitad del potencial, es, como poco, decepcionante. Pero, ¿es la antesala de una recesión?

Ya comentamos en esta columna que la acumulación de inventarios era un buen indicador de ese riesgo y que, como mínimo, anticipaba una revisión a la baja de las tasas de crecimiento. Y así ha sido. La Reserva Federal de Atlanta publicaba recientemente su revisión a la baja de las estimaciones del cuarto trimestre. Cuidado con el PIB de Estados Unidos, decíamos entonces, y al menos ya estamos viendo esas revisiones a la baja en todo el consenso.

Lo hemos comentado en varias ocasiones con mi buen amigo Keith McCullough de Hedgeye. Los tres gráficos que preocupan sobre el riesgo de recesión son los siguientes:

La producción industrial está claramente en entorno recesivo, pero además, si quitamos el impacto de la industria petrolera -que suele enmascarar mucho por ser una parte relevante de la industria de EEUU- también vemos la misma tendencia.

Es verdad que el PIB de EEUU es casi el 69% consumo y que dicha variable ha estado mostrando una fortaleza evidente durante estos últimos años, pero es cierto también que el consumo presenta una clara señal de fatiga y que las expectativas de crecimiento se han revisado a la baja más de un 15% en los últimos tres meses. Esta variable es, claramente, la que tenemos que vigilar con más detalle.

El crecimiento de beneficios también se ha desplomado en los últimos meses y aunque descontemos los sectores petrolero y minero, hay poco de lo que ilusionarse. Incluso si consideramos esos beneficios corporativos como adecuados dentro de las ventas en EEUU (más del 70% del SP 500), es incuestionable que las revisiones siguen siendo a la baja, no al alza.

Todo esto antes de entrar en los enormes vencimientos de deuda. Cuatro billones de dólares de deuda tomada en la época de la liquidez salvaje, los estímulos y tipos ultra bajos, vencen en los próximos años.

Tengamos muy presente, por lo tanto, el consumo. Porque en un año difícil para la economía global, es imposible que la industria, las exportaciones o el gasto público suplan el agujero que existe entre el consenso en cuanto al crecimiento de EEUU (2,5%) y lo que parecen mostrar los indicadores adelantados (menos de la mitad). El ángulo optimista es que las empresas norteamericanas saben reaccionar con celeridad ante los retos globales y que, aunque ya no tiren de dividendos y recompras de acciones, no se van a lanzar a hacer locuras con el dinero de los accionistas fácilmente.

Ojo al consumo, porque parece mostrar fatiga y el resto de componentes indica clara desaceleración.

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