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jueves, 15 de septiembre de 2016

Por qué los gobiernos quieren una moneda digital emitida por el banco central





El 20 de enero de 2016, el Banco Popular de China (BPC) emitió un comunicado en su sitio web acerca de su conferencia sobre moneda digital. En la conferencia, el BPC pedía a su equipo de moneda digital que acelerará sus esfuerzos y presentara rápidamente su propia divisa digital. Igualmente, el Banco de Inglaterra, el Banco de Canadá y algunos otros bancos centrales han expresado también intenciones similares o afirmado que habían considerado emitir sus propias monedas digitales. Desde su creación, Bitcoin y otras monedas digitales han inspirado la emisión de muchas divisas digitales emitidas privadamente y desnacionalizadas. Ahora parece que la moneda digital emitida por el banco central también se está convirtiendo en una tendencia global.
¿Por qué los bancos centrales, que ya controlan totalmente la emisión de moneda, tienen que preocuparse por su propia divisa digital?
Bueno, esta pregunta es al tiempo interesante e importante. Para responderla, primero tenemos que entender algo básico, del primero de Divisa Digital.
Al contrario que la banca de Internet y los servicios de pago de terceros, que usan herramientas de pago electrónico para facilitar las transmisiones de dinero fiduciario, las monedas digitales representan una nueva clase de tecnología. Se han desarrollado a partir de varias tecnologías completamente nuevas e innovadoras, no son herramientas para trasmitir dinero y puede decirse que son dinero ellas mismas. Entre ellas un tipo particular utiliza criptografía moderna, por lo que se conoce como criptomoneda. Bitcoin es un ejemplo de este tipo de moneda digital. Después de su creación, la idea inspiró y llevó a muchos sistemas similares. Algunos bancos comerciales y bancos centrales también trabajan en sus propias monedas digitales. Dependiendo de sus emisores, podemos dividir todas las monedas digitales en tres categorías:
  1. Monedas digitales emitidas por instituciones no financieras
En noviembre de 2008, alguien bajo el sobrenombre de Satoshi Nakamoto inventó una nueva tecnología llamada Blockchain y por primera vez presentó el concepto de un sistema de efectivo electrónico por pares, también conocido como Bitcoin.[1] El 3 de enero de 2009 se presentó el código. Debido a su naturaleza electrónica y por pares, las monedas digitales pueden transferirse directamente entre dos personas sin una cámara de compensación centralizada. Así que es un sistema de pagos rápido, de bajo coste y nacionalmente neutral.
  1. Monedas digitales emitidas por bancos comerciales
Algunas grandes instituciones financieras internacionales, atraídas por la moneda digital por su bajo coste, alta velocidad y seguridad, también están tratando de utilizar su tecnología subyacente, conocida como Blockchain, como base para construir sus propias monedas digitales. Bancos implicados en esa área incluyen a UBS, Deutsche Bank, Santander y BNY Mellon, algunos de los bancos más prestigiosos del mundo. Las monedas digitales son similares a las mencionadas antes, solo que tienen diferentes emisores. Algo especialmente destacable es que la mayoría de las monedas digitales de las instituciones financieras están pensadas para atender su necesidad de liquidación rápida, en lugar de desafiar el estatus quo financiero reemplazando al dinero fiduciario emitido por el banco central.
  1. Monedas digitales emitidas por bancos centrales
Algunos bancos centrales, como el BPC y el Banco de Inglaterra, después de haber llevado a cabo algunas investigaciones sobre monedas digitales, también planean emitir sus propias monedas digitales emitidas por bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés). Tecnológicamente, una CBDC es similar a las anteriores dos, pero, debido a su origen, podría tener mayores implicaciones económicas y este es exactamente el resultado que busca el BPC introduciendo una CBDC.
Hay al menos tres implicaciones de las CBDC, es decir tres razones para los gobiernos para tener CBDC.

Para crear una sociedad sin efectivo

Los gobiernos odian el efectivo. Esta es en gran medida la razón por la que los bancos centrales emitan sus propias monedas digitales.
Para el gobierno, aunque el efectivo sea la forma original de su dinero fiduciario, tiene algunos inconvenientes evidentes. Cuando se compara con los fondos almacenados en instituciones financieras, el efectivo está menos controlado por el gobierno. Una vez el efectivo abandona los bancos, se convierte en difícil de rastrear. El gobierno no puede conocer la ubicación de cada billete, quién la posee y incluso si todavía existe. Esto hace que el efectivo sea fácil de usar para el tráfico de drogas, el contrabando, la evasión fiscal, el lavado de dinero e incluso la financiación de actividades terroristas. Al tiempo, el efectivo en posesión de las personas también puede ser el objetivo de ladrones y rateros.
Lo más importante es que el efectivo puede menoscabar la eficacia de la política de tipos negativos de interés del gobierno. Si los tipos negativos de interés cayeran a un nivel insoportable, los ahorradores abandonarían la comodidad y seguridad de depositar el dinero en bancos: retirarían su dinero y lo almacenarían en efectivo en casa. Esto hace difícil implantar la política de tipos negativos de interés.
Esta es precisamente la razón por la que el Banco Central Europeo decidía dejar de emitir billetes de 500€, mientras Lawrence Summers, el exsecretario del Tesoro de EEUU, defendía eliminar el billete de 100$ (antes de eso, EEUU ya dejó de emitir billetes de 500$ y mayores en 1945).
Sin embargo, mientras la gente siga teniendo la capacidad de retirar efectivo de los bancos, no importa cómo restrinja el gobierno el uso de efectivo, seguirá habiendo una gran cantidad de efectivo fuera del sistema financiero controlado por el gobierno. No es algo que le guste al gobierno. Pero en una sociedad en la que se adoptara totalmente el efectivo digital, la CBDC puede remplazar la forma tradicional del dinero y lograr el objetivo del banco central de eliminar el efectivo. Una vez se consiguiera esto, el gobierno podría monitorizar la finanzas personales de sus ciudadanos hasta cada transacción e invalidar las que considerara ilegales. También imposibilitaría que la gente retirara efectivo y lo almacenara en casa en respuesta a los tipos negativos de interés. Cómo explicaba Joseph T. Salerno en su artículo “Por qué el gobierno odia el efectivo”:
Así que las razones dadas por nuestros gobernantes para suprimir el efectivo son mantener a la sociedad segura ante terroristas, evasores de impuestos, blanqueadores de dinero, cárteles de la droga y otros villanos reales o imaginarios. El objetivo real de la inundación de leyes restringiendo e incluso prohibiendo el uso de efectivo es obligar a la gente a realizar pagos a través del sistema financiero. Esto permite a los gobiernos expandir su capacidad de espiar y controlar los tratos financieros más privados de sus ciudadanos, para ordeñarlos hasta el último dólar de impuestos que reclaman que se les debe.

Desviar la atención del Bitcoin y otras monedas digitales emitidas privadamente

El sistema monetario actual es injusto, está lleno de defectos y está construido sobre terreno poco firme. Los economistas de la Escuela Austriaca, entre otros, han hecho grandes esfuerzos para explicarlo. El nacimiento de las monedas digitales privadas ofrecía una oportunidad para cambiar las cosas reformando la moneda y los sistemas financieros. Sin embargo, los gobiernos están inevitablemente amenazados. Envidian la atención que han recibido las monedas digitales. Pero la mayoría de los gobiernos se resisten a declarar ilegales las monedas digitales, ya que eso iría en contradicción con su postura aparente de apoyar la innovación tecnológica.
Así que, aunque no hay una postura unificada entre distintos gobiernos con respecto a las monedas digitales, la diferencia entre ellos es solo de grado: no hay un solo gobierno que haya adoptado sinceramente las monedas digitales. Esos ególatras quieren desviar la atención del público lejos de las monedas digitales creando unas que puedan controlar.
El resultado es que las posturas de los gobiernos están a menudo en conflicto entre sí: Por un lado, tratan de restringir el desarrollo de monedas digitales, por el otro, también estudian y desarrollan activamente sus propias monedas digitales siguiendo el modelo de Bitcoin. Tomemos China por ejemplo. El 5 de diciembre de 2013, el banco central declaraba: “Para proteger el derecho de propiedad del público y asegurar el estatus legal del RMB como moneda de curso legal y reducir la ley contra el blanqueo de dinero y mantener la estabilidad financiera”, el BPC trabajaba con el ministro de Industria e Información, la Comisión de Regulación Bancaria de China y la Comisión de Regulación de Seguros de China y publicaba un aviso:
Aunque al Bitcoin se le llama a menudo “Dinero”, no es emitido por ninguna autoridad monetaria, no tiene la consideración de moneda de curso legal, así que no es una verdadera divisa. De acuerdo con su naturaleza, el Bitcoin es un bien virtual. No tiene la misma consideración legal que las monedas y no debería permitirse que estuviera en circulación en el mercado como las monedas reales.
Ninguna institución financiera ni institución de pagos debería usar Bitcoin para poner precio a sus productos y servicios. No deberían comprar ni vender Bitcoins ni tratar de asegurar ningún servicio relacionado con Bitcoins ni el propio Bitcoin. No deberían proporcionar a sus clientes servicios relacionados con Bitcoin, directa ni indirectamente.
Pero esto no significa que el BPC considere que el dinero digital no tenga ningún valor; por el contrario, en su conferencia de moneda digital de 2016, admitía que: “Habíamos creado un equipo específico de investigación en 2014 y este cree que (…) explorar la posibilidad de que el banco central emita moneda digital tiene implicaciones positivas y reales y un significado histórico esencial”.
Reemplazar lo genuino emitiendo una copia, indudablemente no sería la primera vez que un gobierno hiciera eso.

Para tener una política monetaria más precisa

Los banqueros centrales (una banda de ingenieros sociales) tienen la absoluta seguridad de que pueden regular y controlar la economía manipulando las políticas monetarias. Sin embargo, cada vez que sus esfuerzos son vanos, tratan de echar la culpa al mercado. Por ejemplo, aumentarían la oferta monetaria para generar estímulo; sin embargo, el dinero que se suponía que estimularía la economía real se canalizaría a menudo hacía el mercado financiero y se usaría para fines que contradirían su objetivo original por culpa de los “avariciosos” empresarios. En comparación, las monedas digitales podrían permitirles controlar mejor la política monetaria. Es más que enviar “dinero desde un helicóptero” a las carteras de las personas: dado que estas monedas digitales son programables, el gobierno puede incluso controlar exactamente cómo gastar este nuevo dinero usando scripts.
Por ejemplo, si el gobierno planea subvencionar ciertos cultivos, por ejemplo el maíz para apoyar a este sector de la agricultura, pueden añadir directamente cierta cantidad de dinero a las carteras de algunas granjas, por ejemplo 100 millones de dólares y programar que este dinero se envíe a ciertos vendedores de fertilizante en un momento concreto y que cada uno solo puede gastar un máximo de 10 millones de dólares al año y de esta manera pueden asegurarse de que los granjeros no desperdician este dinero caído del cielo y de que este no pasaría otros sectores, por ejemplo, el mercado bursátil o el mercado inmobiliario.
Aunque este tipo de política monetaria esté condenado al fracaso, desde la perspectiva de los cargos públicos, la CBDC les proporciona una herramienta mejor. Para ellos, con la ayuda de la CDBC, pueden planear y gestionar mejor la economía.

Conclusión

Aunque compartan rasgos similares con Bitcoin y otras monedas digitales libres, las CBDC son esencialmente lo contrario a lo que representa Bitcoin, con las siguientes tres implicaciones. (1) Con bancos centrales como emisores de nuevas monedas digitales, el gobierno puede alcanzar su objetivo de crear una sociedad sin efectivo y, para el público en general, la explotación financiera a la que están sometidos probablemente empeore. (2) La CDBC distraerá la atención del Bitcoin y por tanto ayudará a los gobiernos a reprimir la revolución de la moneda digital. (3) La CDBC puede usarse como una herramienta para una política monetaria más precisa (aunque este intento está condenado a fracasar a largo plazo). Para afrontar esta amenaza inminente y enorme, los amantes de la libertad debería mantenerse vigilantes y buscar pronto medidas de contraataque.

Publicado originalmente el 13 de septiembre de 2016. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe. El artículo original se encuentra aquí.
[1] Hay quien dice que Satoshi Nakamoto es un sobrenombre de un grupo de personas.

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