Martín Krause señala que es imposible interpretar los datos de la realidad económica sin una teoría como guía.
Sebastián Campanario escribe artículos interesantes y creativos todos los domingos en La Nación (Argentina). Quisiera ahora hacer referencia al último, titulado: ¿Adiós teorías? Economistas que piden foco en “lo concreto”.
El título ya es de por sí desafiante. Por suerte está planteado en la forma de pregunta, ya que si fuera una afirmación habría que negarla inmediatamente. Para tener una idea del contenido, veamos los primeros párrafos:
“De un lado, una frase de Einstein: 'La realidad es meramente una ilusión'. Del otro, una sentencia de Aristóteles, Kant, Perón y Aranguren (¡qué línea de cuatro!): 'La única verdad es la realidad'. En el medio, una discusión acalorada entre economistas, tanto de la academia como de la gestión pública, que se plantea, entre otras preguntas: ¿se alejaron las políticas de los gobiernos de las necesidades concretas de la sociedad y están teñidas de ideología? ¿Hubo alguna época de “pragmatismo puro” con mejores resultados? ¿Están los estudios económicos en los últimos años transitando 'al filo de la realidad', como aquella famosa serie basada en relatos de Stephen King?
Uno de los libros de economía más comentados en esta temporada va por este carril: Concrete Economics: The Hamilton Approach to Economic Growth and Policy, de Bradford DeLong yStephen Cohen. Ambos son académicos, pero DeLong es una celebridad en el mundo de las redes sociales: alimenta uno de los blogs más influyentes de la profesión, cuyo lema es: 'Agarrando la realidad con ambas manos invisibles'”.
La columna no ofrece conclusiones al respecto, así que tratemos de aportar alguna.
En realidad, no hay economistas que se enfoquen en lo concreto sin la ayuda de una teoría, sería imposible. Lo único que recibimos a través de los sentidos son datos y solamente una teoría nos puede ayudar a entenderlos así que incluso aquellos economistas que se digan "pragmáticos" y desechen las teorías están haciendo uso de una.
Es más, el problema que tenemos en la investigación económica no es usar o no usar una teoría para interpretar esos datos, sino la de si es posible hacerlo sin que ciertos valores introduzcan algún sesgo y si es posible, en definitiva, una investigación científicamente "neutral" . Ya que desde la selección del tema o de los datos que va a considerar el investigador está siendo guiado por ciertos valores previos. Desde esta perspectiva, no existe tal cosa como una ciencia pura "valueless" o ‘"wertfrei".
Pero, por supuesto, todo economista que quiera decir algo sobre la realidad, tendrá la necesidad de conocerla y cuanto más la conozca más acertada será su interpretación de ella. Desde ese punto de vista, no creo que la discusión sea entre economistas más o menos "pragmáticos" sino entre economistas con distintas teorías, ambos tomando en cuenta, en mayor o menor medida, la realidad.
No hay tal cosa como una “economía concreta” y una “economía divagante”. Hay mejores y peores teorías para explicar ese orden espontáneo que surge a partir de las acciones individuales, y que permite coordinarlas en el marco del mercado y la cooperación social.
Tal vez podamos decir que hay tal cosa como “economía teórica” y “economía aplicada”, pero no mucho más. La primera es abstracta, busca leyes generales que nos permiten interpretar las consecuencias del accionar humano, de personas que tienen libre albedrío y preferencias subjetivas y cambiantes. La segunda es el análisis de una circunstancia histórica determinada a la luz de esas teorías.
¿Cuál es la novedad de Brad deLong?
Este artículo fue publicado originalmente en el blog El Foro y el Bazar (Argentina) el 1 de septiembre de 2016.
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