Durante varios blogs hemos ido introduciendo conceptos básicos de la Teoría Monetaria Moderna (TMM). Ahora es importante ponerlos en práctica. Concretamente qué es lo que los gobiernos deberían hacer, es decir, cómo deberían ser las políticas monetarias y fiscales para monedas soberanas. Ello se traducirá en una especie de programa de gobierno en el que propondremos una estrategia de pleno empleo compatible con la TMM y donde la estabilidad de precios salga incluso reforzada.
Pero para ello previamente hay que tener en cuenta y dejar bien claro una serie de afirmaciones que no se cumplen para un país emisor de su propia monedapero que de manera machacona escuchamos en los medios de comunicación. Se trata de creencias populares falsas, afirmaciones que no son aplicables a un gobierno con moneda soberana. A su vez presentaremos, por contra, una serie deafirmaciones que sí son aplicables a un país emisor de su propia moneda.
William Mitchell en su libro Eurozone Dystopia Groupthink and Denial on a Grand Scale, demuestra por qué los defensores de las políticas de austeridad están equivocados
En blogs previos ya discutimos e introdujimos los mitos del mercado. Para ello tomamos dos referencias. Por un lado, James Montier en el artículo Market Macro Myths: Debts, Deficits, and Delusions, mostraba por qué los defensores de la austeridad presupuestaria se equivocan: utilizan una serie de "mitos" fundacionales falsos para justificar que los gobiernos deben implementar un presupuesto equilibrado. Por otro, William Mitchell en su libro Eurozone Dystopia Groupthink and Denial on a Grand Scale, traducido al español, por la editorial Lola Books bajo eltítulo La Distopía del Euro: Pensamiento Gregario y Negación de la Realidad demuestra por qué los defensores de las políticas de austeridad están equivocados. Para ello analizaba y combatía también una serie de mitos fundacionales falsos pero presentes en la mente de la mayoría de los economistas
Ahora vamos a darles una mayor formalización, utilizando el libro de Randall WrayTeoría Monetaria Moderna, traducido al español por la editorial Lola Books de la obra original en inglés Modern Money Theory: A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary Systems. En el capítulo cuatro Wray presenta los principios introductorios: tanto las afirmaciones que no son aplicables a un país que tiene soberanía monetaria, como aquellas aplicables.
Falsedades no aplicables a un país con soberanía monetaria
La mayoría de economistas y medios de comunicación en líneas generalesutilizan una serie de afirmaciones que no son más que meras creencias falsas. Veámoslas:
- Es falso que los gobiernos estén sujetos a restricciones presupuestarias como las familias o las empresas.
- Es falso que los déficits presupuestarios sean malos y una carga para la economía, salvo en una serie de circunstancias excepcionales.
- Es falso que los déficits públicos hagan aumentar los tipos de interés, desmantelar el sector privado y aumentar la inflación.
- Es falso que los déficits públicos confiscan ahorros destinados a la inversión.
Afirmaciones que sí son aplicables a un país emisor de moneda
Ahora veamos proposiciones que siempre son ciertas para un gobierno emisor de moneda:
- El gobierno nombra una unidad contable y emite moneda denominada en dicha unidad.
- El gobierno se asegura que haya demanda de su propia moneda al obligar a pagar las obligaciones fiscales en la misma.
- El gobierno gasta aumentando el saldo de las reservas bancarias y recauda impuestos reduciendo dicho saldo.
- Los bancos actúan como intermediarios el gobierno y el sector no público.
- Los déficits públicos conllevan aumentos netos de los saldos de las reservas del sistema bancario y de los depósitos en los bancos.
- El banco central fija el tipo de interés objetivo a un día. La tasa objetivo de los tipos de interés a un día es exógena.
- El multiplicador monetario solo es una tas ex post de las reservas respecto a los depósitos.
- El Tesoro coopera con el banco central para garantizar que sus cheques no sean devueltos; proporcionando nuevas emisiones de bonos para drenar excesos de reservas o haciendo que el Banco Central compre deuda soberana cuando los bancos sufren escasez de reservas (no es un préstamo sino una herramienta para alcanzar la tasa objetivo del tipo de interés día a día.
Solo un comentario final: estos principios no implican que el sector público deba gastar sin restricciones, como algunos puedan creer, y tampoco niegan que un gasto público excesivo sea inflacionario. Además el tipo de cambio puede verse afectado (se podría disparar la presión en pos de una depreciación de la moneda). Pero de ahí a falsedades generalizadas en economistas y medios hay un abismo. Seamos serios.
La puesta en práctica de la Teoría Monetaria Moderna (II)
Tras introducir los conceptos básicos de la Teoría Monetaria Moderna (TMM), hay que ponerlos en práctica. El objetivo final, proponer una especie de programa de gobierno donde se detalle una estrategia de pleno empleo compatible con la TMM y donde la estabilidad de precios salga incluso reforzada. Un primer paso fue desmontar una serie de afirmaciones que no se cumplen para un país emisor de su propia moneda pero que de manera machacona escuchamos en los medios de comunicación. Detallemos ahora la relación entre los déficits presupuestarios ylos ahorros, así como los efectos de los déficits públicos sobre las reservas bancarias y los tipos de interés.
Una de las ideas clave que presentamos a la hora de introducir los conceptos básicos de la TMM, es que el gasto vía déficit del sector público genera lossuperávits (ahorros) del sector no público. Ello va contra de la secuencia causal ortodoxa en la que se apoya la creencia popular, ya que es el déficit público el que financia el ahorro no público, es decir, el gasto vía déficit del sector público proporciona el ingreso que permite que el sector no público obtenga un superávit.
Desde un punto de vista financiero, la existencia de déficits del sector públicodurante un período de tiempo significa que hay más cuentas bancarias cuyo saldo ha aumentado que cuentas bancarias cuyo saldo ha disminuido (recordemos que implicaba que el gobierno recaude impuestos o compre bienes y servicios sobre el saldo de las cuentas bancarias de los contribuyentes o beneficiarios). Inicialmente el sector no público de la economía recibe sus superávits bajo la forma de aumentos de saldos netos en cuentas bancarias.
En el caso de superávit del sector público este análisis se invierte: el sector no público incurre en un déficit de manera que el saldo neto de las cuentas bancarias disminuye, siendo la destrucción de activos financieros netos del sector no público equivalente al superávit presupuestario del sector público.
Efectos déficits presupuestarios sobre reservas y tipos de interés
Los déficits presupuestarios aumentan las reservas bancarias en el mismo importe. ¿Por qué? Muy sencillo, el gasto del Tesoro conlleva un aumento del saldo simultáneo en la cuenta de ahorro del beneficiario y en la cuenta de reservas de su banco en el Banco Central. Veamos cómo. Para ello analizamos en primer lugar un sistema donde el Banco Central no paga intereses por las reservas, que es lo usual y, posteriormente, que sucedería si el Banco Central pagara intereses por las reservas (lo que han hecho distintos Bancos Centrales con la actual crisis sistémica).
En el caso en el que el Banco Central no paga intereses por las reservas, el gasto vía déficit que crea las reservas bancarias producirá un exceso de reservas: los bancos, y el sistema bancario en su conjunto, tendrán más reservas de las que desean. Los bancos con excesos de reservas ofertarán el préstamo de reservas a tipos de interés cada vez más bajos, lo cual empujará a que la tasa de descuento real se sitúe por debajo de la tasa objetivo fijada por el Banco Central. Como la demanda de reservas es inelástica respecto al tipo de interés, bajar los tipos de interés no aumentará mucho la cantidad de reservas demandada. El Banco Central intervendrá retirando el exceso de reservas, vendiendo parte de su stock de bonos del Tesoro (operación de mercado abierto). Se sustituye el exceso de reservas por bonos, de manera que los pasivos del Banco Central disminuyen al igual que las reservas del banco comprador. A su vez la cantidad de títulos de deuda soberana en posesión del Banco Central disminuye y los activos del banco comprador aumentan.
¿Qué ocurre si el Banco Central paga intereses por las reservas? Hay dos efectos
Se trata de una sustitución de activos donde elbanco comercial poseerá ahora un derecho sobre el Tesoro (bonos), en vez de un derecho sobre el banco central (reservas). Asimismo elBanco Central posee menos activos (bonos) pero debe menos pasivos (reservas). El banco comercial estará satisfecho porque recibirá finalmente los intereses de los bonos.
¿Qué ocurre si el Banco Central paga intereses por las reservas? Hay dos efectos. En primer lugar, una vez que los bancos han acumulado todas las reservas deseadas tratarán de sustituirlas por títulos de deuda del Tesoro (son más entables). Ya no empujarán el tipo de interés a un día por debajo del tipo oficial del Banco Central, ya que ningún banco le prestará a otro a una tasa menor de lo que puede recibir del Banco Central. Por el contrario, los bancos con reservas indeseadas acudirán inmediatamente al mercado de títulos de deuda soberana en busca de una mayor rentabilidad. El impacto será el de empujar los tipos de interés de los títulos de deuda soberana hacia abajo, que es lo que está sucediendo ahora.
Solo dos reflexiones finales de calado en todo este planteamiento. Por un lado,¿qué pasaría si el Banco Central se negara a cooperar con el Tesoro? El Banco Central no alcanzaría el objetivo para el tipo oficial, es decir, el tipo de interés a un día y pondría en peligro el sistema de pagos.
Por otro lado, ¿qué pasaría si las preferencias en lo que respecta al gasto y a la cartera de valores del sector privado no se corresponden con el resultado deseado para el presupuesto público? Muy sencillo. Si la política fiscal del gobierno no es coherente con el grado de ahorro deseado por el sector no público, entonces los gastos e ingresos se ajustan hasta que el resultado fiscal y el balance del sector no público sean coherentes el uno con el otro.
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