Pese a los reiterados avisos de muchos analistas no parece que nada ni remotamente parecido esté cerca
JUAN CARLOS BARBA
El servicio de estudios del Deutsche Bank sobre el comportamiento de los mercados globales nos ha hecho saber esta semana que los estímulos de los bancos centrales están en máximos desde que comenzó la crisis. Se los reparten más o menos al 50% el BCE y el Banco de Japón (BoJ). Ni la Reserva Federal (Fed), ni el Banco de Inglaterra (BoE), ni siquiera en 2013 cuando llegaron a juntarse los estímulos de la Fed, el BoE y el BoJ llegaron a tanto. Actualmente son 0,18 billones al mes, más de 2 billones al año o casi el 3% del PIB mundial. Se trata de acciones que los bancos centrales estiman como necesarias dada la situación de la economía de Japón y la Eurozona.
Son economías hiperendeudadas en que el crecimiento es muy bajo y el riesgo de entrar en una espiral de deuda-deflación muy alto. Recordemos lo que pasó en 2009. Ben Bernanke, uno de los grandes especialistas sobre la Gran Depresión, que no es solo un economista de acción sino un académico destacado, llegó a la conclusión de que la economía de los EEUU y por ende la economía mundial estaban a punto de entrar en una nueva Gran Depresión. Según su análisis, había que incidir en dos aspectos. El primero era que el sistema financiero no se paralizara y entrara en una dinámica de quiebras masivas y el segundo evitar la deflación. Cuando lanzó su programa de medidas no convencionales muchos economistas pensaron que se había vuelto loco y que iba a abocar al dólar a una crisis hiperinflacionaria y a su destrucción. Como sabemos, nada de eso ocurrió.
Muchos datamos el inicio de la crisis, cuando todo cambió para siempre, en el 2 de agosto de 2007, cuando Blackstone quebró. Estamos a punto de cumplir el noveno año y las cosas siguen sin volver a la normalidad, si es que tal cosa existe. Las Bolsas se han recuperado, algunas están en máximos, pero la economía por lo general, a lo largo y ancho del mundo, no acaba de funcionar como nos tenía acostumbrados desde 1945. Algo ha cambiado y mucho.
Las Bolsas se han recuperado, algunas están en máximos, pero la economía por lo general, a lo largo y ancho del mundo, no acaba de funcionar
A mi modo de ver han confluido muchos factores, pero el fundamental de todos ellos fueron las expectativas fallidas. El optimismo reinante hasta 2007 hizo que empresas, ciudadanos e incluso muchos gobiernos asumieran niveles de deuda que, cuando todo se vino abajo, se vio que en muchos casos no se iba a poder devolver o si se hacía iba a ser con muchas dificultades. Todavía no hemos digerido en muchos países ese atracón de deuda. Pero eso es solo una parte.
Los tipos de interés siguen sin recuperarse. Algunos economistas culpan a los bancos centrales, pero eso es atribuirles un poder que no tienen. Por fortuna ha habido economistas serios que sí que se han preocupado de saber cuánto influyen los bancos centrales y es bastante poco, al menos cuando hablamos de intereses a largo plazo y préstamos bancarios. Realmente los bancos centrales lo que hacen es tratar de estabilizar al sistema financiero, luchar contra la deflación (con un éxito no muy importante) y poco más. En Japón, que van adelantados sobre los demás, además tratan de estabilizar las Bolsas y hacen que la financiación empresarial sea más barata. Esto último ya lo ha empezado a hacer el BCE.
Realmente los bancos centrales lo que hacen es tratar de estabilizar al sistema financiero, luchar contra la deflación (con éxito no muy importante) y poco más
La pregunta es, si no son los bancos centrales, ¿entonces qué está pasando? Según lo veo están confluyendo varios factores. El primero es laglobalización, que está haciendo que se deprima la situación de la mayoría de la población de los países ricos y que las grandes fortunas tengan una situación muy ventajosa. El segundo es la desigualdad creciente, que hace que haya un exceso de ahorro a nivel mundial, ya que los ricos tienden a ahorrar mucho más que los pobres proporcionalmente. El tercero es la gran cantidad de sectores de la economía que están alcanzando la temidamadurez, en que los beneficios son cada vez menores cuando existen mercados competitivos. El cuarto es la sociedad de la información, que hace que las ventajas obtenidas por las innovaciones sean por lo general cortas. Y el quinto y último son los rendimientos decrecientes en la I+D+i. Aunque el progreso continúa, las nuevas tecnologías por lo general no están siendo tan disruptivas para la economía como las vistas en otras épocas. Hay quien incluye la financiarización de la economía, pero yo no estoy demasiado seguro de que sea un factor que empuje en esta dirección.
Como no existen estas buenas oportunidades para todo el mundo, los tipos de interés bajan
Todos estos factores están confluyendo en que haya muchísimos activos financeros buscando buenas, y muy escasas, oportunidades de inversión. Como no existen estas buenas oportunidades para todo el mundo, los tipos de interés bajan. Es evidente que casi nadie iba a hacer una inversión, por segura que sea, en unos bonos al 0% si tuviera una buena inversión alternativa al 6 o al 10%. Sencillamente no existen esas alternativas para casi nadie.
Vivimos unos tiempos malos para los pequeños ahorradores y no tienen ningún aspecto de que vayan a mejorar. Solo una oleada de innovación que abriera nuevos sectores de la economía podría mejorar la situación, y aunque hay sectores prometedores como las 'biotech', el sector del transporte o la robótica, no parece que vayan a tener poder de tracción suficiente.
Por otra parte los enormes problemas medioambientales en ciernes hace que cada vez aparezca la opción de crecer por crecer como una locura mayor. Pronto será una evidencia que lo que hay que hacer es intentar vivir mejor, no consumir por consumir. También se hará evidente que es necesario pensar en los derechos de las generaciones futuras, y que solo las señales que mandan los precios ni remotamente contemplan este problema. La adaptación a estos nuevos paradigmas será traumática y nadie sabe cómo acabará. Lo que sí que sabemos es que el camino se hace andando. De hecho ya hemos recorrido un tramo.
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