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viernes, 4 de noviembre de 2016

¿Hay un empacho de ahorro?


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En su discurso en la Reserva Federal de Nueva York del 5 de octubre de 2016, el vicepresidente de la Reserva Federal, Stanley Fischer, ha sugerido que la caída visible del tipo natural de interés en Estados Unidos podría deberse al empacho mundial de ahorro. Según Fischer, tanto el mayor ahorro como las menores inversiones potencialmente han rebajado de manera importante el tipo natural de interés. Para Fisher y otros comentaristas esto podría significar que la economía podría haber caído en una situación donde un mayor ahorro perjudicaría el crecimiento económico.
La mayoría de los economistas están de acuerdo en que para hacer crecer una economía debe haber ahorro. Es el ahorro el que financia la inversión en bienes de capital como computadoras, herramientas y maquinaria, que, a su vez, hacen más productiva la economía. Se argumenta que aunque el ahorro desempeña un papel importante en el crecimiento de una economía, a veces demasiado ahorro puede en realidad ser algo malo.
Por ejemplo, se dice que si la demanda de consumo es débil, más ahorro solo perjudica al gasto de consumo y debilita el crecimiento económico. Después de todo, se dice, el motor de la economía es el gasto de consumo y el ahorro es lo opuesto al consumo.
De acuerdo con esta manera de pensar, si la gente decide ahorrar una gran porción de su renta, solo una pequeña cantidad de producción encontrará un mercado. La producción será baja porque no habrá demanda de mayores cantidades de producción.
También se dice que aunque el ahorro pueda abrir la vía a la riqueza para una persona, si la nación en su conjunto decide ahorrar más, el resultado puede ser pobreza para todos.

¿Qué es el ahorro?

Si John el panadero produce diez barras de pan y consume dos, su ahorro es de ocho barras de pan. El ahorro del panadero de su producción de pan menos la cantidad de pan que ha consumido.
El ahorro del panadero le permite ahora conseguir otros bienes y servicios. Por ejemplo, ahora puede intercambiar su pan ahorrado por otros bienes de consumo o puede intercambiarlo por piezas de horno y herramientas.
Al intercambiar su pan por otros bienes de consumo, el panadero puede expandir la variedad de bienes terminados que puede consumir en el presente.
El intercambio de su pan ahorrado por piezas de horno y herramientas permitirá al panadero mejorar dicho horno, lo que, a su vez, le hará posible aumentar la calidad y cantidad de producción de pan.
Advirtamos que es una decisión el panadero la que determina qué cantidad de sus existencias de pan ahorrado se asignará para su consumo personal y qué cantidad se asignará a la compra de piezas de horno y herramientas.
Asimismo, advirtamos que al intercambiar su pan ahorrado por piezas de horno y herramientas, el panadero transfiere su pan ahorrado a los fabricantes de piezas y herramientas. El pan, junto con otros bienes finales de consumo, mantiene las vidas y el bienestar de estos fabricantes y les permite continuar con sus actividades de producción.
Observemos que aquí el ahorro apoya el consumo del panadero y de los fabricantes de piezas y herramientas. Asimismo, advirtamos que cuando el panadero intercambia su ahorro por los bienes finales de consumo y por herramientas y piezas, lo paga con su ahorro. Sus medios de pago son barras ahorradas de pan.

¿Es posible tener demasiado ahorro?

Esto es como preguntarnos si podemos tener demasiada riqueza real. Cuanto mayores sean las existencias ahorradas de bienes finales de consumo, mejor será la calidad y cantidad de herramientas y maquinaria que puedan fabricarse, lo que, a su vez, daría lugar a una mayor producción de bienes finales de consumo, es decir, a un aumento en los niveles de vida.
El ahorro nunca puede ser malo para el crecimiento económico. Además, como hemos visto, el ahorro es absorbido completamente por el consumo de los fabricantes de bienes finales de consumo y de los fabricantes de herramientas y maquinaria, es decir, los fabricantes de bienes de capital.
Así que si el ahorro es la clave para la generación de riqueza, resulta absurdo sugerir que pueda ser bueno para los individuos pero no necesariamente bueno para la nación en su conjunto. Como no existe una nación sin individuos, si el ahorro es bueno para los individuos debe también serlo para la nación.
¿Qué pasa con la opinión comúnmente aceptada de que la fuerza motriz en una economía es la demanda de consumo de bienes y servicios? En este modo de pensar, lo que plantea una amenaza para la actividad económica es la escasez de demanda. Sin embargo, nunca hay un problema con la demanda. Lo que importa siempre es tener suficientes medios para atender la demanda.

No hay demasiado ahorro. Hay demasiada creación de dinero

Examinemos ahora el efecto de la expansión monetaria sobre las existencias de ahorro real. La oferta expandida de dinero no se ganó nunca, es decir, no la respaldan bienes y servicios, por decirlo así: fue creada de la nada. Cuando ese dinero se intercambia por bienes equivale a un consumo que no está respaldado por producción.
Consecuentemente, un tenedor de dinero honrado, es decir, una persona que haya producido riqueza real y quiera ejercer su derecho sobre los bienes descubre que no puede recuperar todos los bienes que produjo previamente e intercambió por dinero.
Descubre que el poder adquisitivo de su dinero ha caído. La impresión de dinero perjudica a los generadores de riqueza y por tanto debilita las existencias de ahorro real a lo largo del tiempo. (Al ser ahora más pobres, los generadores de riqueza no pueden ahorrar tanto como antes: sus preferencias temporales probablemente aumenten).
En un mundo sin bancos centrales ni banca de reserva fraccionaria, la diferencia entre renta monetaria y gasto monetario en bienes de consumo, es decir, el ahorro monetario, sería un verdadero reflejo del estado del ahorro.
No va a ser así en el mundo en el que el dinero se genera de la nada. En este caso, un aumento en la diferencia entre la renta monetaria (debido un aumento en la oferta monetaria) para una cantidad concreta de gasto monetario en bienes de consumo no debería considerarse un aumento en el ahorro.
De hecho, ese aumento debería considerarse una mala noticia para el proceso de formación de riqueza real y las existencias de ahorro real.
Ahora, las declaraciones de varios directivos de la Fed como Stanley Fischer y el expresidente de la Fed, Ben Bernanke, de que una tendencia a la baja en el tipo natural de interés, entre otros factores, se debe a un fuerte aumento en los ahorros son cuestionables. Creemos que esta tendencia a la baja no se debe a un empacho de ahorro, sino a la política de la Fed de inyección monetaria e intromisión en los tipos de interés para llevar a la economía hacia una vía imaginaria de crecimiento y estabilidad de precios.
Advirtamos que la Fed ha estado rebajando agresivamente su política de tipos de interés desde mayo de 1981. El objetivo de tipos de los fondos federales se rebajó desde el 19% en mayo de 1981 al 0,5% en junio de este año. En respuesta a la política monetaria laxa de la Fed nuestra medición monetaria (AMS) aumentó un 882% entre mayo de 1981 y junio de 2016.
Una posibilidad de que la economía de EEUU pueda haber caído en una situación en la que una política monetaria laxa no pueda ya “reavivar” la actividad económica podría ser indicativa de que las existencias de riqueza real y las existencias de ahorro real están en serio peligro.
Una explosión monetaria masiva desde principios de la década de 1980 debido a la desregulación financiera probablemente haya socavado gravemente el proceso de formación de riqueza real.
Así que, desde esta perspectiva, es bastante posible que la economía de EEUU pueda estar en una fase prolongada de crecimiento económico apagado. Repito que esto no se debe a un exceso de ahorro, sino a un exceso de inyecciones monetarias.
Para reavivar la economía, lo que hace falta no es aumentar los desembolsos públicos para aumentar la demanda agregada, como sugieren muchos expertos. Lo que hace falta es reducir drástica y realmente los desembolsos públicos y las actividades de la Fed en los mercados financieros. Esto daría más espacio al sector privado para continuar con los negocios de generación de riqueza real y para reavivar de forma significativa la economía.

El artículo original se encuentra aquí.

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