Viejos economistas liberales españoles
Carlos Rodríguez Braun explica por qué los escolásticos españoles si deben ser considerados liberales: desde su explicación del precio justo hasta su método de llegar a posturas liberales en búsqueda de justicia.
Caben pocas dudas sobre la notable calidad de los pensadores escolásticos españoles, también en economía, sobre la que aportaron los rudimentos nada menos que de la teoría cuantitativa del dinero y la teoría de la paridad del poder adquisitivo. Pero ¿podemos calificarlos de economistas liberales? En una palabra, sí.
Su visión del precio justo (es típico de los escolásticos abordar cuestiones económicas desde una perspectiva religiosa, moral y jurídica) es liberal, porque consideran que el precio justo es el precio de mercado. Con matices, claro. No sólo porque se refieren a ese precio en ausencia de fraude y violencia, sino también de emergencias, ante las cuales el príncipe podía intervenir y tasar los precios de los bienes de primera necesidad. Pero su fondo liberal está claro, como afirma la gran historiadora Marjorie Grice-Hutchinson: “Cuanto más profundamente se sumerge el estudioso en los debates de los escolásticos sobre el precio justo, no sólo es más fuerte la impresión de que los doctores creían en el libre juego de las fuerzas del mercado como principal determinante del precio, sino que también se da cuenta de que ansiaban proteger, desde un punto de vista moral, esta doctrina del peligro que pudiera representar cualquier ataque”.
La teoría cuantitativa es importante para el liberalismo porque centra la responsabilidad de la carestía de la vida en quien de verdad es el culpable: el que maneja la moneda, el Estado. No por casualidad el instituto liberal español por excelencia se llama Juan de Mariana. En efecto, el sabio jesuita español abogaba por un gobierno limitado, planteó la idea de que la inflación es en realidad un impuesto, y reclamó el control del gasto público…¡en 1609!
La teoría del valor de los escolásticos es subjetiva. Esta noción era muy antigua, está ya en Aristóteles, y la recogieron San Agustín y los escolásticos en la Edad Media, que se apartaron de la teoría del valor según el coste de producción, que prevalecería entre muchos economistas clásicos, y Marx. El profesor León Gómez Rivas cita a Grice-Hutchinson, que subraya el punto de vista contrario de los escolásticos: “Los autores medievales analizaban al pobre como consumidor más que como productor. Una teoría del valor según el coste de producción habría brindado a los comerciantes una excusa para aumentar el precio con el pretexto de cubrir sus costes, y se pensó que era más equitativo depender de las fuerzas impersonales del mercado que reflejaban el juicio de toda la comunidad, o, por emplear la frase medieval, la ‘estimación común’. Parece que el fenómeno del intercambio fue cada vez más explicado en términos psicológicos”.
Con todos los matices que corresponden a estos viejos economistas españoles, su idea del precio libre como justo es liberal. Nótese que buscando la justicia llegan a la libertad, justo al revés que el pensamiento moderno intervencionista, aferrado a la justicia y con conclusiones sistemáticamente antiliberales.
Este artículo fue publicado originalmente en Expansión (España) el 6 de junio de 2017.
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