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martes, 21 de febrero de 2017

¿Puede la tecnología impedir una recesión?

 

Han pasado muchas cosas en el mundo desde los años locos anteriores a la Gran Depresión de la década de 1930. Para empezar, la tecnología ha significado enormes cambios en nuestra forma de vivir y en realidad mejoras importantes en nuestra productividad económica. De hecho, a veces se argumenta que estos avances tecnológicos nos han hecho a prueba de depresiones.
Por supuesto, se podría haber seguido la misma línea de razonamiento (enormes mejoras en tecnología a lo largo de décadas sucesivas haciendo al mundo inmune a recesiones masivas) antes de la década de 1930. Pero un análisis más cuidadoso revelaría que lo importante a la hora de examinar si las economías tienden a sufrir recesiones importantes no está relacionado con la tecnología, sino más bien con la buena o mala asignación de recursos.
El empleo de recursos contrario a los deseos de las personas en el mercado lleva a lo que llamamos habitualmente pérdida. Uno de los factores importantes que contribuyen a esa mala dirección y a las pérdidas es la falsificación de las señales de los precios debida a las políticas monetarias laxas de los bancos centrales, amplificadas por las políticas de préstamos de los bancos comerciales.
Esta falsificación persistente de las señales de precios lleva con el tiempo a una estructura de producción que, aunque muy compleja tecnológicamente, desafía sin embargo los deseos de los consumidores y es altamente vulnerable a lo que a los economistas les gusta llamar “sacudidas”.
Por consiguiente, cuando los bancos centrales detienen su inyección monetaria (de hecho una de las peores “sacudidas”) y empiezan a contraerse muchas actividades que habían aparecido basándose en señales falsas de precios, empieza una marcha atrás hacia una estructura de producción menos distorsionada y con ella llega una reducción de estas actividades económicas “artificiales”.
Esta liquidación de estructuras artificiales es lo que consiguen realmente las recesiones o depresiones. Esto no es impartir algún status normativo a dichas contracciones sino más bien explicar lo que está ocurriendo realmente.
La gravedad de una recesión varía en proporción directa a la magnitud de la mala asignación de recursos ocasionada por las actividades de los bancos centrales y comerciales.
Además, no es la innovación tecnológica como tal la que aumenta los niveles de vida de la gente, sino más bien un aumento en los bienes de capital por cabeza. Esto a su vez está determinado por la asignación de riqueza real a la expansión y mejora de diversas cosas en fábricas y equipos.
Estas nuevas fábricas y equipos supondrán nueva tecnología. Repito, es la asignación de riqueza real hacia la formación de nuevas herramientas y maquinaria la clave para la expansión de las existencias de riqueza real: el aumento en los niveles de vida de las personas.

La tecnología por sí sola no nos hace más ricos.

Si el factor limitador, en lo que se refiere al crecimiento económico, fuera el conocimiento tecnológico, entonces la mayoría de las economías del tercer mundo podrían resolver sus dificultades económicas muy fácilmente adoptando la última tecnología occidental utilizando su base de habilidades en desarrollo.
La principal razón por la que esto no ha ocurrido no es la falta de conocimiento de la última tecnología, sino más bien la escasez de riqueza real para financiar la infraestructura necesaria para ser capaces de entender y desarrollar esas fábricas y equipos complejos.
Pero para expandir la producción de riqueza real hace falta inversión en infraestructuras, fábricas y equipos, pero esta inversión solo puede tener lugar cuando hay suficiente riqueza real para empezar, un círculo vicioso bastante desgraciado.
Lo que hace falta para romper este círculo vicioso es empezar el proceso de formación de riqueza real. Esto se puede lograr introduciendo más libertad en los mercados, disminuyendo el gobierno y eliminando el banco central. Creo que esto proporcionaría más riqueza real en manos del sector privado, lo que iniciaría el proceso de generación de riqueza. En el caso de economías en desarrollo y subdesarrolladas, también pueden conseguirse mejoras a través de la introducción y la implantación de derechos individuales y de propiedad, el factor clave en el proceso de acumulación de riqueza.
Según Mises, en La acción humana:
El prestigio de las naciones occidentales consiste en el hecho de que tuvieron más éxito en controlar el espíritu del militarismo depredador que el resto de la humanidad y de que así crearon las instituciones sociales requeridas para el ahorro y la inversión a una escala mayor. Ni siquiera Marx contestó el hecho de que la iniciativa privada y la propiedad privada de los medios de producción fueran etapas indispensables en el progreso de las penurias del hombre primitivo a las condiciones más satisfactorias de la Europa Occidental y la Norteamérica del siglo XIX. (…) Las garantías legales que protegían eficazmente al individuo frente a la expropiación y confiscación fueron las bases sobre las que floreció el progreso económico sin precedentes de Occidente.
Mises sugiere además:
La inversión y el préstamo en el exterior son solo posibles si las naciones receptoras están comprometidas incondicional y sinceramente con el principio de propiedad privada y no planean expropiar al capitalista extranjero en una fecha posterior.

El artículo original se encuentra aquí.


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